En la mitología griega, el hijo de Neleo y Cloris llegó al reinado tras una serie de sucesos trágicos. Fue además un Argonauta.
Sé que sonará exagerado. Absolutamente subjetivo. Pero en este día se me antoja relacionar la mitología con la realidad. Y es que aquel griego se llamaba Néstor, igual que este que deseo recordar.
Néstor logró llegar al trono de rey tras los asesinatos de Heracles y no aclamado masiva y popularmente. Néstor, por su parte, llegó a la Presidencia tras la crisis de 2001, sus asesinatos y consecuencias, y por el abandono de alguien que no tiene correlativos ni en las mitologías noruegas…
Con el tiempo y demostrando capacidad Néstor, el griego, logró el respeto del pueblo y el Olimpo, en asuntos internos su opinión era tenida en alta estima. Néstor, el nuestro, también.
Néstor, aquel, era uno de los 37 Argonautas. Utópatas guerreros que buscaban el Vellocino de Oro, un elemento que más allá de lo ostentoso que puede sonar representa un cambio muy importante en la cultura griega. Néstor, este, es representado como el Eternauta, o el Néstornauta.
Aquel griego, por ser el único guerrero aqueo que se había portado con total justicia durante el sitio de Ilión, el supremo dios Zeus le concedió un regreso relativamente sin complicaciones, y ya en su patria vivió tranquilamente y sin problemas en compañía de su esposa y de sus hijos. Y este argentino… este argentino, sigue viviendo en un pueblo que no lo olvida, que día a día intenta construir Patria, junto a millones de hijos que dejó para continuar su tarea. Floreciendo, como ayer, como hoy, como mañana…
Marcelo J. Silvera
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