Los Crash Test Dummies, no la banda sino los muñecos, le temen a la frontalidad.
Y no es para menos.
Su vida está destinada a enfrentarse a la frontalidad. Estos muñecos de prueba, ven en la frontalidad el peligro porque, entiéndalos, las paredes con las que chocan día tras día son frontales. De nada serviría a los fines de la comprobación técnica una pared flácida, o una tela, o esas veletas que cambian según para donde sople el viento; o un panqueque para el caso tampoco serviría. Su verdadera esencia se pone a prueba contra paredes frontales, duras, seguras, con cimientos fuertes, inamovibles de su posición.
Los Crash Test Dummies, intuyo, sueñan con rodearse de otros iguales a ellos. Con vivir en un mundo de tela flotante y suave. Con una vida de sonrisas falsas dibujadas en muñecos de trapo. Donde no haya paredes, ni frontalidades.
Algunas gentes son como esos fantoches. Y también odian la frontalidad. Porque los hace chocar de frente. Y porque no gira con el viento que les gusta soplar.
Marcelo J. Silvera
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