Cómo me cuesta decir Independiente ahora, sin que mi cerebro dispare inmediatamente la asociación con manejado. Bueno, para algunos es lo mismo que un club sea presidido por un lider camionero a que un país sea manejado por un buitre carroñero.
Pero sin alegorías, mis Palabras Vertebrales de hoy quieren hablar de Independencia.
En el 9 de julio de 1816, declarábamos la independencia. Es decir, una formal ruptura de los vínculos de dependencia política con la monarquía española y la renuncia a toda otra dominación extranjera.
En estos años muchos olvidaron esa declaratoria y entregaron recursos, riquezas y poder de decisión a cuanta corona (real o imperial) se les presentó. La independencia y la libertad no son hacer lo que otros ordenan, eso es esclavitud. La independencia es decidir los destinos de nuestra Patria como mejor nos convenga como Nación.
Resulta que casi todo el mundo apoyó nuestra posición frente a los Fondos Buitres durante el gobierno Nacional y Popular, menos los dirigentes opositores que hoy son oficialismo, los medios de comunicación alienantes (que también son oficialismo) y unos cuantos vecinos que celebran el Independence Day captados por el discurso político mediático, donde la lógica es que quien obtuvo el 1.84% de los votos tiene mayor representación que quien ganó con el 54% y le ponen un colchón al lado de la cámara para tenerla las 24 horas al aire... Pobre Lilita! ahora me doy cuenta! es una esclava laboral, el famoso sistema de camas calientes!
Perdón, vuelvo a la indepedencia.
José de San Martín fue figura clave de la declaratoria. Pero si no estaba, dirá usted. Es cierto, pero por correspondencia instó insistentemente a que se tome la decisión, que no estaba muy asegurada. Sus palabras fueron "Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas". Y después de 3 meses y medio de discusión se firmó la declaración de la independencia.
198 años después, en 2014, celebramos el bicentenario con la recuperación de las empresas nacionales. Con la reestatización de lo que fuera entregado al extranjero. Con la independencia informática de la mano de Huayra (aunque la mayoría prefiera el Windows trucho), y las netbooks para todos los pibes. Con la repatriación de científicos. Con la democratización de la palabra y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Con Paka Paka y Zamba que vienen a hablarle de la Independencia en argentino a los chicos que mirando los canales de Miami dicen pastel y celebran Halloween. Con 500 parques industriales. Con el calendario de vacunación más completo. Con finalización de la escolaridad. Con universidades públicas en todas las provincias... Con una lista tan larga, como lo que seguramente falta por hacer, pero que tenemos que hacer todos.
En 2017, 201 años después de la declaratoria de la Independencia, mucho de aquello logrado se entregó, se desmanteló, se pisoteó, se vendió al mejor postor (no, ni siquiera eso, se entregó a los amigos). Volveremos seguramente a recuperar todo lo que en menos de 2 años se perdió. Volveremos seguramente a instalar la Justicia Social. Volveremos seguramente a ser una Patria independiente, soberana. Volveremos.
Señoras y señores del mundo: Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América... independientes, no manejados, decimos: Seamos libres que lo demás no importa nada.
Alegoría de la Declaración de la Independencia, por Luis de Servi. Pintura sobre tela en el techo del Salón Blanco de la Casa Rosada |
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